Tipos de suelos
Existen dos
clasificaciones para los tipos de suelo, una según su estructura y otra de
acuerdo a sus formas físicas.
Por funcionalidad
- Suelos
arenosos: No retienen el agua, tienen muy poca materia orgánica y no son aptos para
la agricultura.
- Suelos calizos:
Tienen abundancia de sales calcáreas, son de color blanco, seco y árido, y
no son buenos para la agricultura.
- Suelos humíferos (tierra
negra): Tienen abundante materia orgánica en descomposición, de
color oscuro, retienen bien el agua y son excelentes para el cultivo.
- Suelos arcillosos:
Están formados por granos finos de color amarillento y retienen el agua
formando charcos. Si se mezclan con humus
pueden ser buenos para cultivar.
- Suelos pedregosos:
Formados por rocas
de todos los tamaños, no retienen el agua y no son buenos para el cultivo.
- Suelos mixtos: Tiene
características intermedias entre los suelos arenosos y los suelos
arcillosos.
- Litosoles: Se
considera un tipo de suelo que aparece en escarpas y afloramientos
rocosos, su espesor es menor a 10 cm y sostiene una vegetación baja,
se conoce también como leptosoles que viene del griego leptos que
significa delgado.
- Cambisoles:
Son suelos jóvenes con proceso inicial de acumulación de arcilla. Se
divide en vértigos, gleycos, eutrícos y crómicos.
- Luvisoles: Presentan un horizonte de acumulación de arcilla con saturación superior
al 50%.
- Acrisoles:
Presentan un marcado horizonte de acumulación de arcilla y bajo saturación
de bases al 50%.
- Gleysoles:
Presentan agua en forma permanente o semipermanente con fluctuaciones de
nivel freático en los primeros 50 cm.
- Fluvisoles:
Son suelos jóvenes formados por depósitos fluviales, la mayoría son ricos
en calcio.
- Rendzina: Presenta un
horizonte de aproximadamente 50 cm de profundidad. Es un suelo rico
en materia orgánica sobre roca caliza.
- Vertisoles: Son suelos arcillosos de color negro, presentan procesos de contracción y expansión, se localizan en superficies de poca pendiente y cercanos escurrimientos superficiales.
El suelo se puede clasificar según su textura: fina o gruesa, y por su estructura: floculada, agregada o dispersa, lo que define su porosidad que permite una mayor o menor circulación del agua, y por lo tanto la existencia de especies vegetales que necesitan concentraciones más o menos elevadas de agua o de gases.
El suelo
también se puede clasificar por sus características químicas, por su poder de
absorción de coloides
y por su grado de acidez (pH),
que permite la existencia de una vegetación
más o menos necesitada de ciertos compuestos.
Los suelos
no evolucionados son suelos brutos, muy próximos a la roca madre y apenas tienen
aporte de materia orgánica. Son resultado de fenómenos
erosivos o de la acumulación reciente de aportes aluviales. De este tipo son
los suelos polares y los desiertos, tanto de roca como de arena, así como las playas.
Los suelos
poco evolucionados dependen en gran medida de la naturaleza de la roca madre.
Existen tres tipos básicos: ránker,
rendzina y los suelos de estepa.
- Los suelos ránker son más o
menos ácidos, como los suelos de tundra
y los alpinos.
- Los suelos rendzina se forman
sobre una roca madre carbonatada, como la caliza,
suelen ser fruto de la erosión y son suelos básicos.
- Los suelos de estepa
se desarrollan en climas continentales y mediterráneo subárido. El aporte de materia orgánica es muy alto. Según
sea la aridez del clima pueden ser de colores desde castaños hasta rojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario